El creador de Team-Based Learning, Larry Michaelsen, siempre había utilizado un enfoque socrático basado en casos que implicaba solucionar problemas a través del diálogo y la discusión. Sin embargo, en 1979 se dio cuenta de que al triplicarse el número de alumnos de sus clases de 40 a 120 tenía que afrontar dos grandes retos: enganchar y motivar a una clase grande a participar en la resolución de problemas, y dar al alumnado una razón convincente para venir preparado a clase. Para ello, desarrolló un modelo muy cercano a lo que después se ha llamado TBL tal y como lo conocemos actualmente.

Larry Michaelsen se aseguró de que los alumnos vinieran preparados a clase utilizando un ingenioso enfoque en el que lo primero que tenían que hacer los alumnos era demostrar su preparación inicial en un pequeño test realizado primero individualmente y luego en equipo. Constató que el alumnado discutía realmente utilizando el contenido teórico que de otra manera hubiera sido cubierto por una clase tradicional, y diseñó el marco “4S” para las actividades de aplicación en las que equipos trataban de solucionar el mismo problema significativo seleccionando una opción específica y reportando su decisión de forma simultánea.

Michaelsen descubrió que este método estructurado de resolver problemas durante el tiempo de clase era tremendamente efectivo para implicar a los alumnos en el aprendizaje de la teoría, encontrándole sentido por su aplicación a la práctica.